Llega el verano y con él mosquitos e insectos de todo tipo amenazan nuestra integridad y descanso (pican, pican los mosquitos/ pican con gran disimulo/ unos pican en la cara/ y otros pican en el…) por lo que pertrechados con matamoscas, sprays y lociones nos aprestamos a un desigual combate.

Sin embargo, no somos conscientes de que el uso de sprays y lociones son tanto o más perjudiciales para nosotros que para ellos, sin que ni siquiera nos tomemos la molestia de informarnos previamente de las sustancias que irremediablemente vamos a terminar por inhalar o con las que terminaremos por recubrir nuestra piel. Damos por hecho que como nos las venden en centros comerciales, e incluso en farmacias, deben de ser mortales para los mosquitos e inocuas para nosotros. Pues no. Las fórmulas de insecticidas domésticos o personales llevan en su composición distintas sustancias químicas sintéticas según el espectro de insectos que pretendan eliminar: permetrina, cipermetrina, formaldehído, bisfenol A, tolueno, benceno, estireno, xileno, naftaleno…

Estas sustancias, químicas y sintéticas, son solo un ejemplo porque son muchísimas más las que pueden contener. Para comprobar su peligro para cualquier persona, pero con especial riesgo para mujeres embarazadas y niños y niñas, basta con que consultes las páginas oficiales del gobierno o, si lo prefieres entrando en nuestro Instagram @miauideasconamor donde procuraremos resolver tus inquietudes.

En cualquier caso, dichas sustancias se asocian con diagnósticos de hipersensibilidades, síndrome de fatiga crónica, déficit de atención/hiperactividad, leucemias de adulto , anticuerpos de autoinmunidad, cáncer de vejiga, cáncer de pulmón, Parkinson, convulsiones…

Es bueno tener presente, antes de fumigar la casa o la piel, no hacerlo con medidas desproporcionadas para el peligro que se quiere evitar. Y considerar, de manera preventiva, que muchas de las sustancias que se utilizaban hasta hace muy poco han sido prohibidos por las autoridades sanitarias y que muchas de las que hoy se utilizan previsiblemente serán igualmente prohibidas como peligrosas para la salud.

¿QUÉ HACER? ¿DEJARSE ACRIBILLAR A PICOTAZOS? Rotundamente no. Hay que tomar medidas, pero saludables que eviten que eso pequeñísimos animalillos, con forma y zumbidos de aviones de combate, dejen nuestro cuerpo como un desolador campo de batalla y abones ( según la RAE: Bulto en forma de haba que causa picor y aparece en la piel producido por la picadura de un insecto, por urticaria, etc..).

Primera medida: evitar que los mosquitos se nos acerquen. Los mosquitos serán picajosos pero no tontos y, cómo los humanos, hay olores que no soportan. Es decir: repelentes (naturales, por supuesto).

Segunda medida: si los mosquitos más voraces y cabritos superan la primera barrera de protección (repelentes naturales) y amenazan con convertirnos en un colador deberemos proteger nuestra casa y nuestra piel con insecticidas (también naturales, por supuesto).

Tercera medida: proveernos de repelentes e insecticidas atóxicos y naturales…

Y aquí es donde muchas y muchos os preguntaréis dónde hacerlo. Para esta pregunta hay dos respuestas: en cualquier establecimiento comercial (centros ecológicos, farmacias, herboristerías, etc..) que nos ofrezcan un producto ECOLÓGICAMENTE CERTIFICADO y/ o elaborándolo nosotros mismos de forma sencilla, económica y adaptada a las necesidades de nuestra casa y nuestra piel. Para hacer posible esta última opción deberéis esperar a un próximo artículo, (para no hacer éste excesivamente largo) que será realmente cercano en el tiempo.

Con ese compromiso saldremos muy pronto a vuestro encuentro para compartir propuestas y fórmulas muy sencillas; convencidas, cómo estamos, que

SI LA INFORMACIÓN ES PODER,

LA ECOLOGÍA ES VIDA