En una entrada anterior del blog, un urbanita devenido en hortelano rural desveló lo que denominaba EL MISTERIO DE LOS CALABACINES ESTÉRILES, donde denunciaba la ausencia de polinización natural por el desastroso efecto de la agricultura intensiva (uso de transgénicos, fertilizantes artificiales, fungicidas, bactericides, herbicidas, etc) en la búsqueda desesperada de la optimización de la producción a cualquier precio. Sin tener en cuenta que cuando se le impone a la Naturaleza  objetivos agresivos su consecución tendrá siempre consecuencias. En este caso, la muerte de las abejas y de toda la cadena de insectos que hacen posible la polinización de las plantas en los huertos.

Son conocidos los problemas de polinización en el caso de la horticultura más agresiva. La que se produce bajo plástico y se gestiona de forma más cercana a un laboratorio químico que a un huerto. Y en estos casos el uso de abejorros se convierte en imprescindible salvo que se quiera polinizar a mano pero tal opción resulta inviable en la horticultura intensiva. Piénsese en el mar de plástico de Almería bajo el que, en forma de invernaderos, crecen millones de plantas. 

SI QUIERES VER A TU MARIDO MUERTO, PONLE UN HUERTO

La sabiduría popular, que recoge con finísima ironía los desvelos de los horticultores, con el dicho envenenado de que “si quieres ver a tu marido muerto, ponle un huerto”, se ha quedado tan obsoleta que habría que precisar que si además se quiere acelerar el desenlace no le compres abejorros. Y es que, como casi siempre, donde se da la tragedia hay quien descubre un negocio. Tal es el caso ahora mismo de la venta de abejorros, drones, cepas de bacterias u hortalizas modificadas genéticamente que no necesitan polinización . En definitiva: APOCALIPSIS NOW 

Sin polinización (desprendimiento  del polen  del estambre y contacto del mismo con el pistilo) no hay fruto. Por eso, allí donde no llegan las abejas por su extinción o la polinización a mano, la industria ofrece alternativas como las citadas. Entre esas alternativas están los abejorros de la variedad “bombus terrestris” que se han convertido en un pingüe negocio para sus comercializadores, sobre todo en invernaderos o túneles de cultivo. Incluso si este sistema falla siempre queda el recurso, según el químico Eijiro Miyako, del Instituto Avanzado de Ciencia y Tecnología de Japón de utilizar “un ejército de drones-abeja polinizadores construidos con una combinación de cámaras, GPS e inteligencia artificial, recubierto de pelo de caballo y un gel cargado de electricidad”. La cuestión está en que como declaraba a la revista EL SALTO la bióloga noruega Anne Sverdrup-Thygeson “La cooperación entre plantas e insectos se remonta a más de un millón de años y no hay forma de que podamos reemplazar ni siquiera una pequeña fracción de esto”. En su opinión, “ la economía mundial colapsaría antes de que podamos reemplazar con drones los billones de insectos necesarios para la supervivencia de los ecosistemas del planetas ya que más de 20.000 especies contribuyen a la polinización de las plantas del planeta”

Lo que comemos y la ropa con la que nos vestimos, nosotras y nuestras hijas e hijos solo tiene dos vías de reproducción y producción: o la química sintética y del petróleo o la ecológica y natural. O colapso o sostenibilidad. Nuestra opción es obvia, por eso en el pequeño espacio de estar web encontrarás opciones que pueden ayudarte. La elección es tuya porque SI LA INFORMACIÓN ES PODER, LA ECOLOGÍA ES VIDA.