El pan ha acompañado la vida humana al menos desde hace cuatro mil años, habiéndose encontrado evidencias arqueológicas en tumbas del antiguo Egipto.

Elementos básicos para la elaboración del pan son solo dos: harina y agua. Así de sencillo: no hace falta nada más. La sal y la levadura son, aunque nos sorprenda, componentes importantes pero no imprescindibles. Pero cuando esos cuatro ingredientes se mezclan se originan tales procesos de transformación e interacción que modificando sus proporciones variamos el tipo de pan que vamos a elaborar.

Sin embargo, a esos cuatro componentes hoy se les añade una lista inacabable de productos, sustancias y agentes modificadores, tanto naturales como sintéticos.

El objetivo es múltiple: abaratar precio, modificar propiedades, mejorar aspecto, duración, sabor o textura, etc. ¿Cómo si no podrían encontrarse en el mercado barras de tamaño medio a 0, 35 céntimos? ¿De verdad alguien cree que a ese precio compra pan?

LOS “MEJORADORES” DE PAN EMPEORAN LA SALUD”. Los denominados “mejoradores de pan” entraron en tahonas y hornos, a medidos del siglo pasado de la mano de la química industrial y no han parado de incrementar su presencia: CONSERVANTES como el sulfito cálcico, el sulfito ácido de calcio o el sulfito ácido de potasio; ANTIOXIDANTES como el butilhidroxianisol o el butilhidroxitolueno; ESTABILIZANTES como el difosfato disódico, sulfato de calcio, sulfato de aluminio o fosfato ácido de aluminio y sodio); EMULSIONANTES como fosfátido de amonio, cloruro de amonio, etc.

Hay muchísimos más “agentes modificadores” del pan. Los aquí reseñados son solo una pequeña muestra de los mismos. Entre los efectos posibles estimados de estas sustancias, para la salud de las personas, hay de todo: asma, urticaria, insomnio, vómitos, problemas metabólicos del hígado, dolores de cabeza, incremento del colesterol en sangre, irritación de bronquios y un etcétera tan grande como preocupante. Quienes quieran explorar por su cuenta los riesgos que estas y otras sustancias químicas representan para la salud humana pueden trastear en una página oficial del Gobierno de España:

http://risctox.istas.net/dn_risctox_ficha_sustancia.asp?id_sustancia=957304

A los peligros de esas sustancias por separado hay que añadir los de la interacción que supone la combinación de dos o más de esas sustancias, cuyos efectos y consecuencia ni se conocen ni esperan conocerse.

Resulta preocupante que el pan, un alimento tan sencillo en sus componentes básicos y que se sitúa en el primer puesto de la pirámide alimenticia, pueda ser objeto de tanta manipulación química solo por razones de rentabilidad económica.

Y eso que no hemos comentado nada sobre las distintas harinas y su manipulación, aspecto que dejamos para un artículo posterior.

Pero ante un panorama a sí, ¿existen alternativas saludables? ¡Claro que sí!

Tienes al menos tres opciones: comprar pan ecológico, comprar pan de confianza o hacértelo tú misma/o. Y esta última opción seguramente ya la experimentaste durante el enclaustramiento por la pandemia.

Es además de una excelente experiencia a vivir en familia una fuente rica de conocimientos porque SI LA INFORMACIÓN ES PODER LA ECOLOGÍA ES VIDA.

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