Te escribo desde tu futuro. Nunca encontré tiempo para hacerlo antes. Las urgencias climáticas nos empujaron a una loca carrera para frenar la destrucción de nuestra cultura y nuestra especie. En el camino quedaron muchas vidas y demasiada destrucción. La avaricia del sistema capitalista puso la vida, tal y como la conocimos, al borde de la supervivencia.

Hoy, 17 de septiembre de 2050, apenas empezamos a reconstruirnos. Atrás han quedado experiencias políticas fanáticas e interesadas. Los poderosos se resistieron como gato panza arriba, incluso hubo que vencer un ecofascismo que buscaba imponer soluciones acordes a sus intereses. Afortunadamente se ha ido construyendo un régimen democrático de lo común, basado en la armonización del interés colectivo con el respeto más estricto a la Naturaleza y a sus limites. Para ello ha habido que terminar con la producción lineal, el consumismo desaforado, la extracción de recursos fósiles finitos y la eliminación de cualquier vertido o emisión. Y el derecho a la propiedad privada ha sido sustituido por el derecho constitucional a la economía circular.

Como ante cualquier cambio de paradigma, siempre hay, Ángela, gente insatisfecha pero son pocos. La inmensa mayoría apoya el cambio porque se han reducido enfermedades respiratorias, alteraciones endocrinas, disfunciones reproductivas, etc, y la naturaleza se ha manifestado esplendorosa. Ha “reverdecido” y la vegetación, se ha multiplicado la biodiversidad, se ha ralentizado el ritmo de la vida, han disminuido las enfermedades psiquiátricas y los suicidios. Y la alimentación es sana y diversa. 

El cambio ha llegado incluso a la moda. Ya no se utilizan fibras sintéticas. Ha dejado de extraerse petróleo para su obtención y el riesgo químico asociado a las más de 2.000 sustancia utilizadas en el sector han dejado de ser un peligro para la salud. Hoy las prendas se recuperan, se reciclan, se tiñen, se tunean. Y lo mejor de todo, Ángela, se han creado nuevos empleos, se ha repartido el trabajo existente y se concilia la vida laboral, la pública y la familiar. 

Como ves, Ángela, tu futuro es esperanzador. Apúntate al cambio. Solo hay una alternativa: o cambio o colapso.

Salud!