Hablar sobre menstruación y ecología se puede hacer desde dos prespectivas: una sobre cómo  cuidamos del planeta mientras menstruamos; y dos sobre cómo los tóxicos y nuetsro estilo de vida  pueden afectar a nuestra salud hormonal, y por tanto a nuestra salud general: sexual, reproductiva,  emocional, ginecológica… 

Una mujer tiene de media 13 mestruaciones al año, de 2 a 7 días por cada ciclo, usando unas 2/5  compresas tampax al día, por 30-40 años que dura su vida fértil. Vamos a poner una cifra tirando a  la baja: 6240 compresas en la vida de una mujer, multiplicado por todas las mujeres del mundo que  usan estos productos. El problema de estos productos menstruales por una parte es que no son  biodegradables y tardan de 500 a 800 años en degradarse. Un desastre ecológico. Y por otra parte es que contienen dioxinas que penetran en nuestro sistema reproductor. Estas dioxinas se usan como  blanqueantes y contienen cloro, que no es apto para el consumo humano por considerarlo  cancerígeno. Pero que sí se absorbe a través de la mucosa vaginal pudiendo generar también  diversas enfermedades o síntomas desagradables: dolor menstrual, mayor sangrado, infecciones,  cáncer… 

A tener en cuenta además que las mujeres, debido a nuestra genética, somos más sensibles a los  tóxicos ambientales, es decir, nos intoxicamos más fácil.

Una alternativa saludable para las mujeres y el planeta que nos da la vida, son las compresas y  salvaslips de tela ecológicas, las braguitas menstruales ecológicas, tampones de algodón ecológico,  la copa menstrual o el sangrado libre. 

El otro punto al hablar de ecología y salud menstrual, son los tóxicos que entran en nuestro cuerpo a traves del ambiente y de la comida, y que tienen actividad hormonal: disruptores endocrinos. Estos  disruptores afectan al 100% de la salud hormonal de las mujeres, debido a que nosotras somos muy hormonales, aunque no todas van a desarrollar síntomas. Los síntomas de los que hablamos son  síndrome premenstrual, menstruaciones dolorosas, sangrado abundante con coágulos, ciclos muy  largo o muy cortos, infertilidad, dolores de cabeza asociados al ciclo menstrual, retención de  líquidos, piernas cansadas, acné, alteraciones digestivas durante el ciclo mestrual, menopausia  precoz, menpausia con síntomatología: sofocos, insomnio, depresión, falta de lívido, cáncer de  mama… 

En un estudio en el que se analizó la sangre menstrual de muchas mujeres, se vio que en ella había  tóxicos como parabenos y benzofenonas. Éstas sustancias están presentes en cremas hidratantes,  cremas solares, geles, champús, maquillaje y envases de plástico (botellas de agua). Existen más disruptores endocrinos en los productos de higiene íntima no ecológicos, juguetes,  tintes de ropa, productos de limpieza, material escolar, pinturas de paredes, cables, insecticidas,  tinta(tickest mejor no tocar), detergentes, suavizantes, sillas de bebé, bolsas de palomitas de  microondas, aspirina, latas de conserva. 

Además de estos productos tóxicos, en la comida también encontramos alimentos con efecto  hormonal: café, tabaco, grasas saturadas, té, azúcar, alcohol, lácteos de origen animal, .  Y para terminar, decir que el sedentarismo y el stress, muy presente en nuestra vida, también afecta  de forma negativa a nuestra salud hormonal.