Tras la tregua vacacional, la vuelta al cole es motivo de desasosiego en las familias porque, pese a los avances logrados, la pandemia sigue activa y en su año y medio de recorrido ha golpeado con especial virulencia a los más vulnerables de la sociedad: ancianos, niños, adolescentes y pobres.

En el caso de la infancia y la adolescencia los daños han sido, en lo fundamental, económicos y psicológicos. A los primeros deben dar respuesta urgente los poderes públicos, para que no se abran brechas de desigualdad insalvables. Respecto a las consecuencias emocionales y psicológicas en la infancia y la adolescencia se requiere generar redes de afectos y seguridad que implique a todos los agentes: familia, instituciones, educadores y comunidad porque de su bienestar social y emocional depende su éxito escolar y profesional futuro.

La preocupación es lógica porque para los menores de doce años no hay vacunas disponibles y la variante Delta está aumentando los contagios entre ellos. Además, a estas alturas ya hemos aprendido que la vacuna no evita el contagio ni el riesgo de transmisión a otros. Por eso, el regreso a las aulas puede ir acompañado de miedos e inseguridades, pero para que ello no derive en trastornos más graves es preciso dotarles de herramientas que les ayuden a gestionar una situación tan adversa.

CONSEJOS Y RECOMENDACIONES:

  • Hable con sus hijos y hijas de sus miedos con tranquilidad y transparencia, adaptándose a su nivel de comprensión de la situación existente y preparándoles con realismo para el nuevo curso. A la vez que concienciándolas sobre la necesidad de respetar las normas de seguridad.
  • Restablezca las rutinas habituales (comidas, ocio, ducha, descanso, etc.) para que la normalidad escolar sea una más de ellas.
  • Impulse y apoye dinámicas socializadoras de sus hijos e hijas con sus amistades (juegos, reuniones, cumpleaños, etc) porque ello les refuerza emocionalmente.
  • Prepare un kitt que contenga elementos básicos para su protección, lo que reforzará su seguridad y comprensión de los consejos recibidos. Dicho kitt debería contener como elementos básicos: mascarilla higiénica (a poder ser otra más de repuesto; ambas hechas a medida para mayor seguridad y comodidad de la criatura); un cuelga mascarillas (para evitar su extravío y su contacto con superficie potencialmente de riesgo); una funda protectora (para guardar las  mascarillas cuando no se usan) y un porta bocadillo, con mantel desplegable para asegurar la higiene y protección completa de los alimentos.

Dos cuestiones más sobre este kitt: 1. Sería conveniente que los materiales utilizados fueran todos ecológicos por razones obvias de protección de la infancia frente a sustancias químicas y tóxicas. 2. La gestión del kitt debe formar parte del aprendizaje del orden, cuidado y limpieza como lo son los libros o el resto de material escolar.

Consideramos que seguir estas recomendaciones ayudarán a padres y escolares a gestionar de forma serena y segura una situación de excepcionalidad educativa. En nuestra página puedes encontrar otras informaciones que pueden serte de utilidad en esta situación porque nos guía la convicción de que LA INFORMACIÓN ES PODER Y LA ECOLOGÍA ES VIDA.