Las certezas son más bien pocas. Se reducen prácticamente al número de casos registrados: 508 casos en Europa, de los cuales 46 han sido registrados en España, según el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés).Desde el 5 de abril, fecha en la que se comunica por parte del Reino Unido el primer caso se ha superado el millar de niños afectados y la cifra no para de crecer, lo que ha llevado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a advertir que estamos ante un brote de “hepatitis de origen desconocido” que afecta a la población infantil menor de diez años y que es preciso controlar

https://www.gov.uk/government/news/hepatitis-liver-inflammation-cases-in-children-latest-updates

Del total de casos registrados en Europa, el 76,6 % eran niños y niñas menores de cinco años, originando tres defunciones y siendo necesaria la realización de 22 trasplantes hepáticos. Podrían desagregarse más datos, pero básicamente esas son las certezas.

Vamos con las incertidumbres. Subsisten prácticamente las mismas que había cuando se diagnosticaron los primeros casos y de las que ya dimos cuenta en un artículo que publicamos en mayo de este mismo año

La única novedad reseñable, en el ámbito de la investigación, además del seguimiento de los casos registrados, es la realización de un estudio hecho por las universidades de Glasgow (Escocia) y el University College de Londres, donde se establece la posibilidad de que la infección esté relacionada con un aumento de infecciones por adenovirus (familia de virus muy contagiosos que provocan infecciones respiratorias, gastroenteritis, etc.). Los científicos no dejen de considerar otras posibilidades, incluido el SARS-CoV-2, aunque las autoridades sanitarias españolas niegan cualquier posible relación con la vacuna de la COVID.

SÍNTOMAS Y MEDIDAS PREVENTIVAS

Es importante conocer los síntomas de la hepatitis infantil aguda para que padres y cuidadores gestionen racionalmente su relación con la enfermedad. Entre los síntomas más recurrentes se encuentran diarreas, vómitos, orina oscura, inapetencia fiebre y dolores musculares y articulares, aunque la manifestación más evidente es la ictericia (coloración amarilla en piel y ojos). Aunque se desconoce con certeza el origen de la infección, de confirmarse la sospecha de que el causante fuera un adenovirus, parece razonable efectuar el lavado frecuente de manos, cubrirse la boca al toser o estornudar, evitar compartir alimentos, bebidas, cubiertos juguetes y limpiar y desinfectar espacios comunes…

En cualquier caso, ante la incertidumbre, la mejor respuesta es la socialización de toda la información disponible porque

SI LA INFORMACIÓN ES PODER,

LA ECOLOGÍA ES VIDA.