Comenzaron siendo casos episódicos, sin aparente relación ni explicación razonable, pero poco a poco se van propagando como una mancha de aceite. Afecta a niños de entre un mes y 16 años, y los casi 400 casos diagnosticados se han duplicado en solo diez días, extendiéndose a cerca de 25 países. Tanto la enfermedad como la intensidad de la misma tiene preocupadas e inquietas a las autoridades sanitarias, ya que 26 de las criaturas afectadas han necesitado de trasplantes para sobrevivir. Hasta ahora, los casos han sido registrados en Europa, América, Asia-Pacífico y Asia Meridional, pero se están investigando 50 casos más en otras cuatro zonas geográficas del planeta.

En ninguno de los casos diagnosticados se han detectado los virus habitualmente asociados a estas dolencias (los de las hepatitis A, B, C, D y E), tan solo tres casos han resultado mortales y la décima parte de los niños y niñas diagnosticados de hepatitis infantil aguda han necesitado un trasplante de hígado tras la enfermedad. Los síntomas habituales son dolores abdominales, diarrea o vómitos.

Sanitarios y científicos trabajan con distintas hipótesis respecto a su naturaleza y origen, aunque todas ellas apuntan a la COVID 19 y su profilaxis como posibles causas desencadenantes. Veamos las tres hipótesis que se barajan: Confinamiento y uso de mascarillas. Según esta hipótesis ambas medidas habrían impedido que muchas criaturas hubieran entrado en contacto con otros adenovirus más leves que hubieran ayudado a reforzar su sistema inmunológico y, en consecuencia, poderse enfrentar exitosamente a otros más agresivos. Que pueda darse una coinfección del SARS Cov2 con otro adenovirus. Que se trate de una nueva mutación. El debate no ha hecho nada más que empezar ya que como advierte la página de Ciencia y Salud Natural

https://cienciaysaludnatural.com/hepatitis-fulminante-infantil-una-consecuencia-de-las-inyecciones-k0-b1t/

“Los voceros del sistema se han apresurado a decir que las inyecciones covid no tienen nada que ver, antes incluso de que los expertos se pronuncien, pero la realidad parece mostrar indicios fundamentados de todo lo contrario.

En primer lugar porque el síndrome covid, que afecta con mucha frecuencia al hígado, puede producirlo simplemente la proteína espiga del SARS-CoV-2, como muestran numerosos estudios, y dicha proteína es en la que se basan todas las inyecciones covid, especialmente las génicas.

En segundo lugar porque hay ya una buena cantidad de publicaciones científicas en las que se demuestra que dichas inyecciones producen hepatitis.

Y en tercer lugar porque esta “nueva hepatitis infantil” aparece justamente después de que muchos niños hayan sido vacunados innecesariamente con dichas vacunas”. Urge por tanto hacer un adecuado estudio epidemiológico constatando todos los posibles factores implicados en esta nueva epidemia, especialmente si los niños afectados o sus padres han recibido algún tipo de inyección para covid ya que el propio estudio de Pfizer confirma que la inyección de ARNm se acumula en el hígado y puede causar hepatitis.

Y urge, sobre todo, reclamar la creación de empresas farmacéuticas públicas y reforzar , mientras tanto, medidas de autogestión de la salud para evitar ser terreno abonado de los intereses económicos de unos grupos farmacéuticos capaces de poner de rodillas a los estados en épocas de emergencias sanitarias.

Porque SI LA INFORMACIÓN ES PODER, LA ECOLOGÍA ES VIDA.