No decimos nada original si afirmamos que el mejor alimento para un bebé es la leche de su madre seguida de leche humana donada, sobre todo si el bebé está enfermo o es prematuro.

La demanda mundial de leche materna se ha incrementado espectacularmente en los últimos tiempos por varios motivos: cierre de la multinacional Abbot por partidas de leche sintética materna contaminada, consumo entre los aficionados del fitness y del culturismo para, supuestamente, ganar más masa muscular, renuncia de muchas madres a amamantar, etc..

Estos y otros factores han terminado por provocar precios muy volátiles de la leche materna (entre los 100 y los 300 euros/litro) y la aparición de un peligroso y especulativo mercado negro, articulado en torno a internet y las redes sociales.

La aparición del mercado negro de la leche materna ha entrado en una espiral especulativa, como no se había conocido antes, por bulos carentes de soporte científico como el incremento de la masa muscular o la cura del acné.

Así pues, la irrupción en este mercado de sectores de elevado poder adquisitivo, como el culturismo, el deporte de alto rendimiento o la cosmética, ha terminado por crear graves desequilibrios y estimular a muchas madres pobres a vender su leche y alimentar a sus hijos con otras alternativas, buscando un excedente económico con el que sobrevivir o complementar los ingresos del núcleo familiar.

Más allá de que para los bebés las ventajas de la leche materna son indudables, no hay evidencia científica alguna de que, para los deportistas, pueda suponer, más beneficios que los de la leche de vaca, por tener menos proteínas y más grasa. Según desveló Global Times la compra-venta de la leche materna había encontrado en Baidu (motor de búsqueda en internet equivalente a Google) y en plataformas de segunda mano, unas eficaces herramientas para las transacciones entre particulares.

La compra de leche materna a través de circuitos clandestinos y sin controles sanitarios y comerciales públicos y estrictos se presta a la picaresca de que el producto no sea lo que dicen vender o que pueda ser portador de enfermedades como la hepatitis, por la falta de control. Todo ello sin obviar el riesgo que entraña que la leche materna pueda contener sustancias tóxicas como plomo, benceno, nicotina, DDT, PCBs, etc…

En definitiva, no juegue a la ruleta rusa con su salud o la de sus hijos, ni contribuya a alimentar el crecimiento de un mercado negro tan lucrativo como peligroso. Y el primer paso es estar informados porque SI LA INFORMACIÓN ES PODER, LA ECOLOGÍA ES VIDA.