¿Serías capaz, si estuvieras informado/a, de vestirte y poner en contacto tu piel o la de tus hijos, con percloratos (inhibidores de la tiroides), ftalatos y bisphenol A (alteradores del sistema endocrino), hidrocarburos aromáticos policíclicos, formaldehído o antimonio (cancerígenos)?

¿Y si, además de esas sustancias, llevasen o pudieran llevar entre otras: colorantes azoicos (posibles alteradores del ADN), aminas aromáticas (alergénicas), cromo (tóxico), nonilfenol (corrosivo) o dimetilfumarato (afecciones respiratorias)? Estamos seguras que si tuvieras esa información, no expondrías tu piel ni de la de tus hijos e hijas al contacto con esas sustancias. Pero estas sustancias que aquí comentamos no son más que una pequeñísima muestra de los más de 1.500 tóxicos químicos que utiliza de manera habitual la industria textil para producir las 80.000 millones de prendas (relee de nuevo la cifra, por favor) que los consumidores compran al año en todo el mundo. En su inmensa mayoría, esas 80.000 millones de prendas, son elaboradas con fibras sintéticas (obtenidas del petróleo: nailon, poliéster, polietileno, poliestireno, micro fibras, nano fibras, etc.). Las fibras sintéticas están tan presentes en nuestras vidas que diferentes estudios científicos demuestran que las mujeres paren y mean plásticos

y los bebės los cagan

Así de brutal y descarnado.

Los componentes citados en el los párrafos precedentes, y otros muchísimos más, se utilizan para aprestar, tintar, blanquear, imprimir, teñir, impregnar, ignífugar, recubrir, plastificar, etc. Sirvan solo a modo de ejemplo el hecho de que los motivos impresos en camisetas y jerseys, generalmente contienen plastificantes como ftalatos y bisphenol A. Y que para lograr el efecto antiarrugas de algunos tejidos se utiliza formol. El problema surge porque aunque la mayoría de los productos añadidos se enjuagan, el escaso poder absorbente de las fibras sintéticas contribuye a que concentraciones residuales de esas sustancias se liberan durante el uso y los tóxicos químicos se desprenden fácilmente al entrar en contacto con la piel y el sudor, pudiendo penetrar en el cuerpo y llegando hasta la sangre redistribuirse a diversos órganos y tejidos.

¿Ciencia ficción? No, vida cotidiana. El actual modelo de producción, distribución y consumo de prendas textiles es profundamente insostenible y radicalmente insano. Insalubridad, contaminación y, a veces, explotación laboral despiadada son las caras ocultas de un sector cuyos excesos deben de ser radicalmente corregidos. Y si no lo hacen las autoridades (excesivamente complacientes con los poderes económicos) deberemos hacerlo los consumidores cambiando nuestros hábitos de compra. ¿Cómo?

ALTERNATIVA

Poniendo la prioridad en tu salud y la de tus hijos.Evitando adquirir prendas fabricadas con fibras sintéticas.Comprando prendas seguras, sanas y sostenibles con certificados GOTS, Fair Trade o Cradle to Cradle.Realizando esas compras ecológicas y saludables en los circuitos artesanos y de cercanía.Asesorándote adecuadamente.

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te atenderemos y aconsejaremos desinteresadamente porque tenemos la firme convicción de que SI LA INFORMACION ES PODER, LA ECOLOGÍA ES VIDA.